¿Qué es la medicina de estilo de vida?

¿Qué es la medicina de estilo de vida?

El concepto “estilo de vida” hace referencia a la manera de comer, hacer ejercicio, dormir, comportarse con los demás, pensar, trabajar y, en general, vivir. El estilo de vida influye en nuestra salud y en el desarrollo de muchas enfermedades crónicas y graves, por lo que cuidar nuestro estilo de vida es fundamental para vivir más y mejor. Por eso, es esencial que cada vez se haga más hincapié en la medicina que cuida este aspecto, es decir, la medicina de estilo de vida o Lifestyle Medicine.

Índice

¿Qué es la medicina de estilo de vida?

En los países desarrollados, el estilo de vida de cada persona es el mayor condicionante de salud ya que implica aspectos tan importantes como la dieta, la actividad fisica, el sueño, el uso de sustancias perjudiciales... Llevar un estilo de vida saludable o no influye en aspectos tan importantes de nuestra biología como cambios en la expresión genética, estrés oxidativo, inflamación, etc.

De hecho, muchas de las enfermedades que se producen a diario están relacionadas con el estilo de vida y, por lo tanto, son prevenibles. Por eso, cada vez son más las guías de práctica clínica en las que se recomiendan cambios en el estilo de vida como primera línea de tratamiento.

Para ello, ha surgido el concepto de “medicina del estilo de vida”, una nueva práctica médica que se basa en dar continuidad entre la medicina preventiva y la práctica clínica real centrada en el paciente.

Esta disciplina clínica está basada en los hechos y se ocupa de investigar qué intervenciones sobre el estilo de vida pueden influir en nuestra salud y nuestra longevidad. Podría definirse como la “aplicación de principios médicos, ambientales, motivacionales y de comportamiento al manejo clínico y terapéutico de problemas de salud relacionados con el estilo de vida”.

Esta medicina busca tanto la prevención de la enfermedad como un mejor manejo de la misma si ya está presente.

La medicina del estilo de vida fue originalmente desarrollada en los Estados Unidos y actualmente existen varias asociaciones médicas y proyectos en marcha relacionados con la medicina del estilo de vida, también en España.

No es una alternativa a la medicina convencional, sino más bien una estrategia complementaria. Aunque es muy eficaz a largo plazo, el problema es que no resulta lucrativa y no puede “administrarse” externamente en forma de un producto, por eso no se está potenciando tanto como se debería.

Enfermedades relacionadas con un mal estilo de vida

La esperanza de vida promedio en el mundo ha aumentado sustancialmente en las últimas décadas. El problema es que el envejecimiento de la población ha llevado a una alta prevalencia de enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Aunque las personas viven más tiempo, las personas mayores a menudo viven con discapacidades y enfermedades crónicas que disminuyen su esperanza de vida.

Los factores modificables del estilo de vida, como el tabaquismo, la actividad física, la ingesta de alcohol, el peso corporal y la calidad de la dieta, afectan tanto la esperanza de vida total como la incidencia de enfermedades crónicas. Los estudios han demostrado que el tabaquismo, la inactividad, la mala calidad de la dieta y el consumo excesivo de alcohol contribuyen hasta el 60% de muertes prematuras y disminuyen hasta en 18 años la esperanza de vida.

Por ejemplo, el Nurses Health Study demostró que el 80% de todas las enfermedades cardíacas y más del 91% de toda la diabetes en las mujeres podrían eliminarse si adoptaran un conjunto de prácticas de estilo de vida positivas, incluido el mantenimiento de un peso corporal saludable, actividad física regular, no fumar y seguir algunas prácticas nutricionales simples, como aumentar el consumo de granos integrales y consumir más frutas y verduras.

Se han producido aumentos drásticos de la diabetes en todo el mundo en las últimas dos décadas. Las modalidades de medicina del estilo de vida para prevenir o tratar la diabetes se centran en la terapia nutricional, la actividad física, la educación, el asesoramiento y el apoyo dada la gran importancia que se le da a la base metabólica de la gran mayoría de las personas que tienen prediabetes o diabetes.

El Programa de Prevención de la Diabetes (DPP) demostró que una intervención intensiva en el estilo de vida en personas con prediabetes podría reducir la incidencia de diabetes tipo 2 en un 58% durante 3 años. Otros estudios que han apoyado la importancia de las intervenciones en el estilo de vida para la prevención de la diabetes incluyen el Estudio Da Qing, donde se produjo una reducción del 43% en la conversión de prediabetes a diabetes a los 20 años, y el Estudio de Prevención de la Diabetes de Finlandia, que también mostró una reducción del 43% en la conversión de prediabetes a diabetes a los 7 años y una reducción del 34% a los 10 años.

En cuanto a la obesidad, la pérdida de peso sostenida de tan solo un 5 a un 10% se considera clínicamente significativa, ya que reduce los factores de riesgo de una variedad de enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas. Tanto el Programa de Prevención de la Diabetes como el Ensayo Look AHEAD mostraron que la pérdida de peso del 7% en las personas obesas resultó en una mejora significativa en los factores de riesgo tanto para las enfermedades cardíacas como para la diabetes.

El cáncer también es una enfermedad ligada al estilo de vida. Las medidas del estilo de vida juegan un papel de importancia crítica tanto en la prevención del cáncer como en el tratamiento de las personas que ya han establecido el cáncer. Además, las medidas de estilo de vida juegan un papel muy importante en la salud continua de los sobrevivientes de cáncer.

El cáncer es un término genérico que representa más de 100 enfermedades, cada una de las cuales tiene una etiología diferente. No obstante, las medidas del estilo de vida pueden desempeñar un papel de importancia fundamental en prácticamente todas las formas de cáncer. El cáncer ya no se considera una consecuencia inevitable del envejecimiento. De hecho, solo del 5 al 10% de los cánceres pueden clasificarse como familiares. Por lo tanto, la mayoría de los cánceres están asociados con múltiples factores ambientales, incluidos los problemas de estilo de vida. En 2007, el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (WCRF/AICR) evaluaron 7.000 estudios y concluyeron que la dieta y la actividad física eran los principales factores de disuasión del riesgo de cáncer. Por lo tanto, a escala mundial, cada año se podrían prevenir de 3 a 4 millones de casos de cáncer con hábitos y acciones de estilo de vida más positivos.

Por último, mantener la función cognitiva es vital para mantener la calidad de vida y la independencia funcional. A medida que la esperanza de vida sigue aumentando en los países desarrollados, el número de personas mayores de 65 años sin duda aumentará drásticamente en los próximos 15 a 20 años.

Las medidas del estilo de vida juegan un papel central en las recomendaciones para mantener una cognición saludable durante toda la vida. Los factores de riesgo modificables que pueden comprometer la salud del cerebro también están asociados con una mala salud cardiovascular, como hipertensión no controlada, diabetes mellitus, obesidad, inactividad física, tabaquismo y depresión. La cognición y la reducción del riesgo de demencia estén fuertemente vinculadas a factores del estilo de vida.

Como ves, son muchos los estudios que afirman que estilo de vida más saludable se asocia con un menor riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes… así como con la mortalidad, con un aumento de la esperanza de vida total y el número de años de vida libre de estas enfermedades. Los hallazgos sugieren que la promoción de un estilo de vida saludable ayudaría a reducir la carga de la atención médica al reducir el riesgo de desarrollar múltiples enfermedades crónicas y extender la esperanza de vida libre de enfermedades.

A pesar del reconocimiento generalizado del importante papel de las medidas y prácticas de estilo de vida como un componente clave del tratamiento de enfermedades metabólicas, se ha avanzado poco en la mejora de los hábitos de la población. Por ejemplo, en el Plan Estratégico para 2020 publicado por la Asociación Estadounidense del Corazón, se afirmó que solo el 5% de la población adulta de los Estados Unidos practica todas las medidas de estilo de vida positivas que se sabe que reducen significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Y esto puede aplicarse a la mayoría de los países desarrollados.

Consejos para mejorar nuestro estilo de vida y vivir más

1- Practicar actividad física regular

La actividad física es un componente de vital importancia para la salud en general y tanto para la prevención como para el tratamiento de diversas enfermedades. Se ha demostrado específicamente que la actividad física regular reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, obesidad y ciertos tipos de cáncer. Además, existe una sólida evidencia de que la actividad física regular es importante para la salud y la cognición del cerebro, así como para la reducción de la ansiedad y la depresión y la mejora del estrés.

La actividad física también contribuye poderosamente a mejorar la calidad de vida al mejorar el sueño, la sensación general de bienestar y el funcionamiento diario. Algunos de los beneficios de la actividad física ocurren inmediatamente, aunque la mayoría de los beneficios se vuelven aún más significativos con el desempeño continuo y regular de actividad física moderada a vigorosa.

Además, se ha demostrado que el ejercicio físico previene o minimiza el aumento de peso excesivo en los adultos y reduce el riesgo de exceso de peso corporal y adiposidad en los niños.

También se ha demostrado que la actividad física reduce el riesgo de demencia y mejora otros aspectos del funcionamiento cognitivo.

Otras afecciones que mejoran la actividad física regular son la osteoartritis y la hipertensión.

Desafortunadamente, se ha estimado que menos del 40% de los médicos asesoran regularmente a sus pacientes sobre la importancia de incrementar la actividad física.

Se recomienda practicar alguna actividad física moderadamente intensa al menos 5 días por semana, y preferiblemente cada día, alternando ejercicios aeróbicos con otros de fuerza/entrenamiento.

2- Mejorar la nutrición

La nutrición juega un papel clave en los hábitos y prácticas de estilo de vida que afectan prácticamente a todas las enfermedades crónicas. Existe una sólida evidencia del papel de la nutrición en las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad y el cáncer, entre muchas otras afecciones.

En general, se recomienda un patrón dietético más alto en frutas y verduras, granos integrales (particularmente, alto contenido de fibra), lácteos descremados, mariscos, legumbres y nueces. Las pautas recomiendan además que aquellos que consumen alcohol (entre los adultos), lo hagan con moderación. Además, son mejores las dietas bajas en carnes rojas y procesadas, granos refinados, alimentos endulzados con azúcar y grasas saturadas y trans. Es importante equilibrar las calorías y también la actividad física regular como estrategias para mantener un peso saludable y, por lo tanto, reducir aún más el riesgo de enfermedades crónicas.

La menor ingesta de carnes, incluidas las carnes procesadas, las aves de corral, los alimentos endulzados con azúcar (en particular las bebidas) y los cereales refinados, también se han identificado como características de los patrones de alimentación saludables.

A pesar de los múltiples beneficios conocidos de una nutrición adecuada, la mayoría de los médicos sienten que tienen una educación inadecuada en esta área.

3- Controlar el peso

El sobrepeso y la obesidad representan enfermedades por excelencia del estilo de vida. Estas afecciones constituyen problemas importantes de salud pública en los Estados Unidos y otros países de todo el mundo.

Incluso pequeñas cantidades de exceso de peso corporal se han asociado con muchas enfermedades crónicas, incluidas las enfermedades cardiovasculares, diabetes, algunas formas de cáncer, trastornos musculoesqueléticos, artritis y muchos otros.

La piedra angular del tratamiento de la obesidad se basa en medidas de estilo de vida que contribuyan a equilibrar la energía para evitar el aumento de peso o crear un déficit energético para lograr la pérdida de peso. Estos factores de estilo de vida, que incluyen tanto la actividad física como la nutrición, son modalidades fundamentales para lograr estos resultados.

4- Evitar el tabaco

Existe evidencia abrumadora de múltiples fuentes de que fumar cigarrillos aumenta significativamente el riesgo de múltiples enfermedades crónicas, incluidas enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer.

Cabe señalar que el humo de segunda mano (ser fumador pasivo) también aumenta el riesgo de múltiples enfermedades crónicas, ya que el humo de segunda mano contiene numerosos carcinógenos y puede persistir, en particular en ambientes con aire interior, durante varias horas después de haber fumado los cigarrillos.

5- Nada de estrés, ansiedad y depresión

El estrés es endémico en el mundo moderno y acelerado. Se ha estimado que hasta un tercio de la población adulta en los Estados Unidos experimenta suficiente estrés en su vida diaria como para tener un impacto adverso en su desempeño en el hogar o en el trabajo. La ansiedad y la depresión también son muy comunes. Se ha demostrado que las medidas de estilo de vida, como la actividad física regular, mejoran de forma eficaz muchos aspectos de estas tres condiciones.

Curiosamente, en la última década, la psicología positiva también ha surgido como un componente importante de la medicina del estilo de vida. Este campo ha demostrado que los enfoques positivos de los problemas psicológicos como la gratitud, el perdón y otras estrategias pueden desempeñar un papel muy importante en la reducción y mejora del estrés, la ansiedad y la depresión.

También se ha demostrado que obtener una cantidad adecuada de sueño es una estrategia eficaz en todas estas condiciones, que resultaron ser tan problemáticas para muchas personas.

Otras recomendaciones generales de salud según la medicina de estilo de vida

• Moderar el consumo de alcohol: limitarlo a 2 unidades estándar/día (en varones); una unidad estándar/día (en mujeres).

Disminuir la ingesta calórica para lograr una ligera restricción calórica de forma intermitente, cuando no existe sobrepeso, o de forma continuada hasta alcanzar las metas de pérdida de peso.

Limitar la ingesta de ácidos grasos saturados a menos del 10% de las calorías y de ácidos grasos trans (margarina, bollería, fritos) a menos del 1%. Aunque el colesterol dietético no tiene ningún efecto sobre el colesterol sanguíneo, sí debe vigilarse la cantidad total de grasas y carbohidratos, y no excederse en ambos de forma simultánea: esto aumenta la producción endógena de colesterol por el hígado, lo cual sí puede aumentar el riesgo aterogénico.

Consumir pescado, en especial pescado azul, al menos dos veces por semana.

Minimizar la ingesta de bebidas y comidas con azúcar añadido.

Limitar el consumo de sal (< 5g al día).

Beber suficiente agua (> 1,5 litros/día).

Presentar una actitud optimista y positiva ante la vida.

Practicar/experimentar el buen humor y la risa.

• Dormir las horas de sueño adecuadas (7-9 horas en adultos y mayores).

• Tomar suplementos antienvejecimiento. 

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Ideas clave

  • Un estilo de vida específico significa la elección consciente o inconsciente de un tipo de comportamiento u otro y puede influenciar sobre los mecanismos biológicos fundamentales que conducen a la enfermedad: cambios en la expresión genética, inflamación, estrés oxidativo y disfunción metabólica.
  • Muchas de las enfermedades que cada día pasan por las consultas médicas están relacionadas con el estilo de vida y, por lo tanto, son prevenibles.
  • Los estudios han demostrado que el tabaquismo, la inactividad, la mala calidad de la dieta y el consumo excesivo de alcohol contribuyen hasta el 60% de muertes prematuras y disminuyen hasta en 18 años la esperanza de vida.
  • Las principales enfermedades que provoca un mal estilo de vida son las cardiovasculares, diabetes, obesidad, cáncer.
  • Para mejorar nuestro estilo de vida debemos hacer ejercicio físico con regularidad, mejorar la nutrición, controlar el peso, evitar el tabaco, evitar el estrés y la ansiedad, no beber alcohol, dormir bien...

Enfermedades relacionadas

Fuente:

  • Ramón Mora Ripoll, Medicina del estilo de vida: la importancia de considerar todas las causas de la enfermedad, Revista de Psiquiatría y Salud Mental, Vol. 5. Núm. 1. páginas 48-52 (Enero - Marzo 2012). DOI: 10.1016/j.rpsm.2011.04.002
 
  • Li Y, Schoufour J, Wang DD, Dhana K, Pan A, Liu X, Song M, Liu G, Shin HJ, Sun Q, Al-Shaar L, Wang M, Rimm EB, Hertzmark E, Stampfer MJ, Willett WC, Franco OH, Hu FB. Healthy lifestyle and life expectancy free of cancer, cardiovascular disease, and type 2 diabetes: prospective cohort study. BMJ. 2020 Jan 8;368:l6669. doi: 10.1136/bmj.l6669
 
  • Rippe, James M. “Lifestyle Medicine: The Health Promoting Power of Daily Habits and Practices.” American journal of lifestyle medicine vol. 12,6 499-512. 20 Jul. 2018, doi:10.1177/1559827618785554

Redacción: Irene García

Supervisión editorial: Tomás Duraj

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