Diabetes de tipo II, diabetes inducida por la dieta

Diabetes de tipo II, diabetes inducida por la dieta

La diabetes de tipo II es el resultado de resistencia a la insulina en los tejidos periféricos, así como una desregulación a nivel de su producción pancreática. Nace de una condición de resistencia a la insulina leve, conocida como prediabetes, que con el tiempo desemboca en diabetes franca.

Índice

Causas y síntomas de la diabetes tipo 2

La diabetes tiene una prevalencia mundial de 8,5%, es decir, la padecen actualmente cerca de 422 millones de adultos, y se espera que estas cifras sigan aumentando rápidamente en el futuro. Junto con las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y el cáncer, es una de las enfermedades crónicas más prevalentes a nivel mundial. A diferencia de la diabetes de tipo I o juvenil, que suele tener un origen autoinmune, la diabetes de tipo II es inducida casi exclusivamente por una nutrición y estilo de vida inadecuado. Existen predisposiciones genéticas que aumentan su frecuencia en determinadas poblaciones, pero la resistencia a la insulina no empeora hasta un estadio de diabetes cuando existen medidas dietéticas apropiadas. En Actiage, nuestra aproximación al manejo de esta enfermedad se basa en cambios nutricionales personalizados, ajustados al estado metabólico del individuo y sus requerimientos particulares, integrando suplementación y farmacología en caso de necesidad.

La diabetes es enfermedad muy característica de la sociedad occidental, causada por unos hábitos dietéticos «mejorables» durante un tiempo prolongado. Dado que tiene un origen claro en el estilo de vida, nuestro objetivo secundario es liberar al paciente de la necesidad de tomar medicación para mantener los niveles de azúcar, especialmente en casos de prediabetes o resistencia a la insulina leve/moderada. Numerosos protocolos de prevención primaria han demostrado que esto es posible mediante un control nutricional adecuado. Desafortunadamente, el uso continuado de fármacos o insulina inyectable no garantiza un buen manejo de los niveles de glucosa sanguínea, pudiendo originar complicaciones a largo plazo, desde infecciones, síndrome metabólico y obesidad, hasta problemas en la circulación sanguínea, ceguera, disfunción eréctil, o casos graves de amputaciones o sepsis. Para alcanzar una vida longeva en unas condiciones de salud óptimas, la regulación del metabolismo de la insulina es primordial. Un enfoque basado en la prevención es el más efectivo, eficiente y seguro.

Los síntomas de la diabetes tipo 2 pueden variar de una persona a otra, y algunas personas pueden no experimentar síntomas en las etapas iniciales de la enfermedad. Sin embargo, los síntomas más habituales asociados con la diabetes tipo 2 son aumento de la sed, aumento del apetito, pérdida de peso inexplicada, fatiga, visión borrosa.

¿Qué es la resistencia a la insulina?

La resistencia a la insulina se define clínicamente como la incapacidad de una cantidad conocida de insulina exógena o endógena de aumentar la captación y utilización de glucosa en un individuo a niveles de población normal. Se identifica como una respuesta biológica alterada a la estimulación por insulina de los tejidos diana, principalmente el hígado, los músculos y el tejido adiposo. Se produce una alteración en la utilización de glucosa, lo que resulta en una hiperinsulinemia y fallo pancreático. ¿Por qué es importante de cara a longevidad? Cuando tu cuerpo no puede utilizar glucosa eficientemente, esta se acumula en la sangre (hiperglucemia), pero también afecta a tu capacidad de utilizar grasas (hipertrigliceridemia) y aumenta la inflamación crónica, todo ello potenciando posibles daños celulares (productos de glicación avanzados) y en la microvasculatura.

¿Cuál es el tratamiento de la diabetes tipo 2?

El tratamiento de la diabetes tipo 2 generalmente se enfoca en controlar los niveles de glucosa en sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina.

Las opciones de tratamiento pueden variar según las necesidades individuales de cada persona y muchas veces es suficiente con realizar una serie de cambios en el estilo de vida para mantener los niveles de glucosa controlados, pero hay que tomárselo muy en serio para que sea realmente eficaz.

Lo principal es seguir una dieta saludable y controlar la ingesta de carbohidratos, elegir alimentos con bajo índice glucémico, y mantener un equilibrio adecuado de proteínas, grasas y carbohidratos.

El ejercicio regular ayuda a mejorar la sensibilidad a la insulina y a mantener un peso saludable, por lo que debes realizar ejercicio físico a diario.

Si los cambios en el estilo de vida no son suficientes, puedes recurrir a medicamentos orales como metformina, sulfonilureas, meglitinidas, inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4) y otros, que ayudan a controlar los niveles de glucosa en sangre.

En algunos casos, puede ser necesario utilizar insulina para controlar la glucosa de manera más efectiva, aunque no es habitual en la diabetes tipo 2.

Algunos medicamentos inyectables, como los agonistas del receptor de GLP-1, pueden ayudar a mejorar el control glucémico y a reducir el peso corporal.

Además, se deben realizar pruebas regulares de glucosa en sangre para evaluar la eficacia del tratamiento y hacer ajustes según sea necesario.

¿Se puede prevenir la diabetes tipo 2?

Sí, la diabetes tipo 2 se puede prevenir o retrasar en muchos casos mediante la adopción de un estilo de vida saludable. Teniendo en cuenta todos los problemas que a nuestra salud puede causar esta enfermedad, es importante tomarse en serio estas medidas de prevención para evitar el desarrollo de la misma. Para ello, debes seguir estos consejos:

1- Mantenimiento de un peso saludable. El exceso de peso, especialmente la acumulación de grasa abdominal, aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Perder peso y mantener un índice de masa corporal (IMC) en el rango normal puede reducir significativamente este riesgo.

2- Dieta saludable. Consumir una dieta equilibrada y rica en alimentos integrales, frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras puede ayudar a mantener niveles de glucosa en sangre estables. Limitar la ingesta de alimentos procesados y azúcares añadidos también es importante.

3- Actividad física regular. El ejercicio regular mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a controlar el peso. Se recomienda al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada por semana, junto con ejercicios de resistencia.

4- Evitar el sedentarismo. Reducir el tiempo dedicado a estar sentado o inactivo puede ser beneficioso. Levantarse y moverse regularmente, incluso en el trabajo, puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina.

5- Controlar la presión arterial y los niveles de colesterol. Mantener la presión arterial y los niveles de colesterol dentro de rangos saludables es importante para la prevención de complicaciones relacionadas con la diabetes.

6- Evitar el consumo excesivo de alcohol y no fumar. El consumo moderado de alcohol y la abstención del tabaco son recomendaciones importantes para la salud en general, y también pueden contribuir a reducir el riesgo de diabetes tipo 2.

7- Monitoreo y evaluación regular. Las personas con factores de riesgo, como antecedentes familiares de diabetes o síndrome metabólico, deben someterse a evaluaciones periódicas de salud y monitoreo de la glucosa.

 

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Ideas clave

  • La diabetes es una de las enfermedades crónicas más prevalentes a nivel mundial.
  • A diferencia de la diabetes de tipo I o juvenil, que suele tener un origen autoinmune, la diabetes de tipo II es inducida casi exclusivamente por una nutrición y estilo de vida inadecuado.
  • Dado que tiene un origen claro en el estilo de vida, el objetivo secundario es liberar al paciente de la necesidad de tomar medicación para mantener los niveles de azúcar, especialmente en casos de prediabetes o resistencia a la insulina leve/moderada.
  • Para alcanzar una vida longeva en unas condiciones de salud óptimas, la regulación del metabolismo de la insulina es primordial.

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